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PREVENIR SUICIDIOS A PARTIR DE MEDICIÓN DE EMOCIONES EN REDES SOCIALES

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PREVENIR SUICIDIOS A PARTIR DE MEDICIÓN DE EMOCIONES EN REDES SOCIALES
Redacción Sentido Común

El suicidio es una enfermedad que pega en la sociedad de manera fulminante y expansiva, afecta a todo tipo de estratos sociales y se da en todos los rangos de edad, siendo el mayor entre los jóvenes adolescentes, es por eso que investigadores y la empresa Código 27 han unido sus esfuerzos para generar una herramienta que ayude a alertar de posibles indicios de comportamientos suicidas en las redes sociales.

“Partimos de un análisis genérico de sentimientos que hay de las publicaciones en redes sociales, pero encontramos que ese análisis pudiese tener una aplicación muy interesante en el análisis de los sentimientos de las personas que están ahí, lo cual nos llevó a que pudiéramos encontrar un patrón de depresión en quien está escribiendo en redes sociales de acuerdo a sus frases o palabras y que eso nos permitiría anticipar una condición de depresión aguda que pudiera llevar a alguien a un intento de suicidio o al menos una ideación suicida”, señala el Ingeniero Jesús Salazar, socio fundador de la empresa.

La idea nació de una reunión de trabajo con el diputado local de Durango, Esteban Villegas quien de inmediato vinculó al Instituto de Salud Mental de esa entidad para que se dieran pláticas con la idea de firmar un convenio que está en proceso, y donde además de Código 27 participarán investigadores de la Universidad Juárez del Estado de Durango y de la Universidad Autónoma Chapingo, en particular en el desarrollo de un modelo estadístico que permita detectar y calificar el patrón emocional en riesgo de suicidio leve, moderado o severo.

“La empresa está desarrollando un paquete informático que permitan su despliegue generalizado entre los usuarios de redes sociales sobre todo en conglomerados, por ejemplo una secundaria o preparatoria, un centro laboral, etcétera, que permita que estemos todos atentos al respecto de esta información que es de carácter público pues es lo que exponemos como usuarios de redes sociales, y finalmente no se expone el contenido como tal sino que se detecta el riesgo, y a partir de allí se genera la alerta que permita la intervención o la atención a aquellos que puedan estar en una situación de emergencia”, señala la Doctora en Ciencias de la Ingeniería, Diana Barraza, investigadora del grupo.

El estudio se centra por el momento en mayor medida en la red social Twitter porque además de ser información que la gente publica de manera voluntaria, ya sea en imágenes o en textos, no requiere tantos candados para llegar a ella. “Se estudia el riesgo del suicidio, otras personas están trabajando con depresión y sentimientos, nosotros estaríamos trabajando en poder determinar un riesgo de suicidio de acuerdo a lo que las personas están explicando o mostrando en los tweets que están subiendo”, dice la también profesora de la Universidad Juárez del Estado de Durango.

A partir de un semáforo y de una bolsa de frases que algunos psicólogos han determinado, que se ubican en los términos que ellos consideran como en riesgo de suicidio dentro de las personas que le estén expresando se genera un modelo matemático cuya entrada es lo que la persona comparte y manifiesta a través de sus redes sociales, eso se analiza no solamente uno sino una serie de publicaciones del individuo para mediante ese modelo matemático dar salida a ese semáforo que determina si el riesgo es leve, moderado o severo.

El modelo se construye “con posteos de muchas personas que previamente nosotros tenemos conocimiento de su estatus a nivel de riesgo por la consulta clínica de profesionales al respecto. Hay que resaltar que no importa si es información real o no, nosotros estamos detectando un riesgo y hay que encender la alarma de ser necesario; si al encender la alarma y verificamos que existe un riesgo entonces ahí es cuando se determina si valió la pena encender o no la alarma, pero no puede ocurrirnos que por omitir una opción de riesgo dejemos que alguien tome la decisión de suicidarse”, enfatiza el ingeniero Salazar Ibarra.

La idea es que la herramienta en primera instancia brinde algunos elementos de respuesta como mensajes de refuerzo positivo para contener la posible caída emocional y que no necesariamente requiriera la atención presencial de un médico, es posible que con los mensajes de refuerzo el individuo deje de ser una alarma, “pero hay que atender el riesgo sobre todo máxime si son cuentas de jóvenes de secundaria donde es un grupo que está más o menos en control porque están todos en un mismo espacio y la atención psicológica posiblemente la tengan allí; nada cuesta que un profesional de la salud revise el caso y detecte si es falsa alarma o quizá lo anotemos y aprendamos de esas falsas alarmas pero en el caso de la vida más vale ir a todas”, señala Diana Barraza.

 

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