Jaime Cervantes Valdez
LO BUENO: Esta acción colectiva es la primera que alcanza niveles nacionales y que abarca todas las capas sociales, aglutinando tanto a las feministas institucionales como a las que plantean el feminismo desde el altermundismo y el antisistema. En otros países europeos y latinoamericanos la maduración de este movimiento se alcanzó mucho antes, y ante la violencia nacional, era momento su unidad en México.
LO MALO: El arribismo sin escrúpulos de los grupos conservadores y derecha que, pretendiendo sacar raja electoral, salieron más feministas que Rosa Luxemburgo, y a través de sus propios medios han orquestado una fina campaña nacional encaminada al golpeteo directo hacía el presidente, llevando al resquebrajamiento del movimiento, a la pérdida de legitimidad y al final, a que éste se desvirtúe en sus objetivos finales.
LO FEO: El cinismo lacerante del PRI, del PAN, y de Felipe Calderón, quienes no hicieron nada cuando las muertas de Juárez, quienes aprobaron la violación sistemática de las fuerzas del Estado a mujeres en Oaxaca, Atenco, Guerrero y Chiapas que participaban en movimiento sociales, o quien defendió –Calderón- a diestra y siniestra al Ejercito ante la acusación de violación y asesinato de Ernestina Ascencio, mujer indígena de Veracruz y de la cual la CIDH se pronunció fuertemente, ahora regresan como recalcitrantes feministas acusando de inacción ante lo que ellos generaron o permitieron. Y bueno.
LO PEOR: La terquedad y falta de capacidad del actual gobierno federal, de la #4taTransformación para con este movimiento social y para con esta acción en concreta. Andrés Manuel debería encabezarlo antes que enfrentarlo, escucharlas antes que acusarlas, comprenderlas antes que estigmatizarlas. Porque algo es cierto, el problema existe, el problema es grave, el problema si bien es mundial en el México violentado se acentúa y lo peor sería negarlo, minimizarlo o ignorarlo.
