Héctor Serrano
Tatiana fue divertida, ocurrente, intrépida y elocuente no sólo en las redes sociales donde se convirtió en una “rock star”
La mayoría de las veces con afecto, muchas personas se refieren a Tatiana Clouthier como la “tía Tatis”; lo mismo ocurre entre la población civil como entre los distintos liderazgos y militantes de Morena. Se ganó a pulso la simpatía de amplios sectores de la ciudadanía.
Incluso de algunos como en mi caso que, sin haber compartido su proyecto político, no podemos objetar sus aportaciones en la pasada contienda electoral. Lo mejor fue su participación en distintas redes sociales; conquistó el corazón de millennials con comentarios ingeniosos, hashtags que lograron tendencia y troleos épicos a algunos de los adversarios de su candidato presidencial.
Tatiana fue divertida, ocurrente, intrépida y elocuente no sólo en las redes sociales donde se convirtió en una “rock star”, también en sus apariciones en distintos medios de comunicación como radio y televisión.
Proyectó la imagen de una política con la frescura suficiente para hacer “click” con la audiencia.
Sus peculiaridades la diferenciaron rápidamente de otras representantes del próximo Presidente de la República como Rocío Nahle o Yeidckol Polevnsky.
Sus seguidores, que en Twitter rebasan los 374 mil, le dedicaron el hashtag “#Tatiana2024”, en referencia a su posibilidad de suceder a López Obrador.
La tía Tatis ha sido la primera de Morena en varias cosas, en trolear a candidatos, criticar alguna decisión de su líder y es la primera en rechazar una invitación del futuro presidente para formar parte de su gobierno.
El día 24 de agosto rechazó la propuesta para ser la titular de la Subsecretaría de Participación Ciudadana de la Secretaría de Gobernación.
“Aclaro: asumo cargo diputación por ser lo mejor para la Patria y a mi familia; no hay telenovelas por escribir y sí cariño y trabajo de la mano con @lopezobrador_”.
La genialidad mostrada en otros tuits no la dejó sentir en este, que fue su dimisión formal para ocupar el cargo.
Si Tatiana Clouthier no es el caballo negro para coordinar a los diputados federales de Morena en la próxima legislatura las especulaciones seguirán.
¿Cuáles son los verdaderos motivos? ¿Quién se frota las manos? ¿En verdad el cargo le quedaba chico? ¿Comienza la hoguera de las vanidades en Morena? ¿O sólo es el proceso normal de reacomodo en el equipo ganador de la elección presidencial?
Cuando los diputados federales tomen protesta, sabremos si Clouthier se convertirá en coordinadora; si lo es, será otra extraordinaria jugada de la tía Tatis. En caso de no serlo, esperemos que siga como hasta ahora: decidida, crítica y frontal, el país necesitará de políticos como ella para los siguientes años.
