Rafael G. Vargas Pasaye
Dicen que Santo que no es visto no es adorado, y en términos de comunicación nunca mejor expresado; uno de los primeros puntos que deben considerar los adversarios (o los que no están a favor) de la llamada cuarta transformación encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, es que, al menos en términos discursivos, lo pasen de largo, esto es: simple y sencillamente no mencionarlo.
Tarea nada fácil cuando todos los días el ejecutivo tiene conferencias de prensa mañaneras y los medios de comunicación repiten sus mensajes y sus propuestas sin importar que un día diga blanco y otro día diga negro, es el presidente; por eso cuando sus adversarios también se suben en esa arena y lo nombran, mencionan o señalan, le engordan el caldo pues en estos momentos él lleva la delantera.
Si dejaran de mencionar a ya saben quién muy probablemente bajaría su presencia al menos en esos primeros círculos, pero por momentos parece que son esos adversarios quienes más lo mencionan por encima incluso del equipo de trabajo de López Obrador y gabinete, diputados, senadores, alcaldes, gobernadores, burocracia y muchos otros tantos personajes que le acompañan.
Si no se puede erradicar totalmente entonces que se le señale como “Gobierno Federal”, por citar un ejemplo, encapsularlo en un concepto que haga que la institución está por encima del personaje y no como ahora que todo lo define él, acrecentando pues su poder y su omnipresencia. Por eso no necesita estar su fotografía en todas las oficinas públicas, ya sería el colmo, lo vemos 24 horas, el país amanece con su conferencia de prensa, es la canción de moda de la mañana pues.
El segundo punto que tampoco es nada fácil, es hablar de otros asuntos, poner distintos temas en la agenda mediática, modificar o diversificar la narrativa, que existan diferentes actores, circunstancias o en términos de guion: generar antagonistas y escenarios adversos al protagonista que por mucho se está llevando los espacios preferentes.
Y de preferencia, esto ya sería casi un lujo, que se hablara de los temas más relevantes: seguridad, por ejemplo, que parece no tiene tanta cabida como antes pese a las alarmantes cifras de 6 mil 307 homicidios durante diciembre 2018 y enero 2019 haciendo con ello éste el inicio de sexenio más violento en México de acuerdo al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. O de que sin llegar a nuestro país u operar las pipas adquiridas sin licitación en Estados Unidos, el problema del abasto del combustible parece (dicho por el mismo Presidente) ya superado.
Todo esto se dice o se escribe muy fácil pero requiere de muchísimo esfuerzo, de disciplina y, sobre todo de cabeza fría, elementos que la oposición y que muchos actores alrededor de la vida pública de México todavía no han entendido. Y en buena parte no la han entendido porque les ha sido muy complejo a algunos entender que ya no son gobierno pese a que por momentos actúan como si lo fueran.
@rvargaspasaye
