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UNA SEMANA DE FUCHI, GUÁCALA, PIRUJAS, NALGUITAS Y…

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Carlos Díaz

No cabe duda que la semana pasada fue de auténticas aberraciones y escándalos políticos, a nueve meses de gobierno federal donde una semana si y otra también, vivimos todos los mexicanos constantes vaivenes por parte del primer mandatario de la nación y de la clase gobernante del país, donde la Cuarta Transformación nos enseña nuevas formas y estilos de gobernar.

Estando de gira por el estado de Tamaulipas, una de las entidades históricas de mayor violencia en el país, donde el crimen organizado se ha asentado y fortalecido gracias al contubernio de todos los niveles de gobierno, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, expuso ante los ciudadanos del municipio de Soto la Marina, como combatir al crimen organizado, desde una óptica moderna y transformadora de política pública.

No hay necesidad de invertir en tecnología, ni en capacitación a los mandos policiacos, ni mucho menos en sofisticados artefactos de cuarta generación. La Cuarta Transformación vincula la reflexión ortodoxa a la conciencia del malhechor: “Al carajo a la delincuencia y que le bajen y se porten bien” ¡Así de simple, profundo y sencillo! Finalmente estamos en un estado austero, democrático y plural.

Y si además le agregamos a la profunda reflexión y convocatoria a los malos o malosos un desafiante “fuchi y guácala” contra la delincuencia organizada, con toda certeza será una puesta en práctica que generará la terminación de una guerra sin cuartel que ha vivido nuestro país por casi dos décadas, teniendo como resultado una baja inmediata en las cifras oficiales por parte del Secretariado Ejecutivo Nacional.

Es por ello que el Presidente aún se atreve a decir públicamente sin ningún rubor, “que hay menos inseguridad, ha ido bajando, se ha ido serenando. Tenemos más problemas en Nuevo Laredo con un grupo beligerante y les estamos llamando a que ya le bajen y nos portemos bien. Ya al carajo la delincuencia. Fuchi, guácala. Es como la corrupción fuchi, guácala”, externo nuestro gran mandatario.

¿Qué hubiera pasado si estas grandilocuentes palabras de todo un estadista y conocedor de políticas públicas las pronunciará un presidente emanado del PRI o del PAN? ¿Cómo hubiera reaccionado AMLO, su partido y sus seguidores?

¡En fin! Y sino hubiera sido suficiente, la misma semana pasada el Subdelegado Federal del ISSSTE en Michoacán, José Manuel Mireles Valverde, se refirió a las mujeres como “pirujas” en alusión a las esposas y concubinas de los derechohabientes, así como a las novias de sus hijos.

Y para rematar, el exvocero de las autodefensas, dijo en un discurso ante personal médico de un hospital en Uruapan, que el líder sindical del ISSSTE en la entidad, le pidió una plaza para “una nueva nalguita”.

¿Y que hizo nuestro Presidente de la República ante tal situación, ya que como siempre ha dicho en sus delaciones “mañaneras”, su gobierno es diferente………”no somos iguales”? Le pidió al salvaje y primitivo funcionario, pidiera perdón por sus declaraciones y que además se pusiera a leer sobre buenos principios y modales hacia las mujeres y tan, tan. ¡Se acabo el problema! ¿No que no son iguales su gobierno a los del PRI y PAN?

Otra vez, ¿qué hubiera pasado si estas declaraciones de un funcionario público federal emanado por parte del PRI o PAN se expresaran así respecto a las mujeres? ¿Cómo hubiera reaccionado el eterno y populista opositor AMLO junto con su partido político y seguidores?

Y mientras tanto en el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2020, los que pagan los recortes presupuestales y la parálisis política y económica del país, son los municipios y estados sin fondos, sin políticas sociales que auxilien y ayuden de fondo al pueblo y empresarios sin leyes ni reglas de operación claras para generar empleo y que la economía se estimule y reactive.

Como casi todo en México desde que llego al poder el nuevo gobierno federal en diciembre del año pasado, comenzó un periodo estéril marcado por un Ejecutivo ocurrente y populista y funcionarios improvisados en el mejor de los casos, llenos de rencor y odio por sus frustradas carreras y vidas políticas, donde ahora lo único que les interesa es vengarse de sus rivales políticos y de partido, generando mayor odio y división entre los mexicano.

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