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TRUMP Y LOS TRES TAMICES DE SÓCRATES

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Gerson Hernández Mecalco*

Sí importa lo que dice un presidente. La violencia verbal seduce los sentimientos y complejos de inferioridad; y los puede materializar en violencia física. Como es el caso de Jacob Anthony Chansley, quien portaba ridículamente con orgullo unos cuernos de bisonte, gorro de piel, y cara pintarrajeada de rojo y blanco. Él fue uno de los fanáticos que reaccionaron al mensaje del presidente Donald Trump y que utilizaron las redes sociodigitales para organizar el asalto al Capitolio en Washington.

Durante más de 60 minutos el miércoles seis de enero, el presidente Trump comentó ante sus simpatizantes los presuntos fraudes electorales —que, por cierto, nunca pudo comprobar ante los tribunales— en la elección de noviembre. Refiriéndose a los republicanos, que no lo apoyaron como: «Increíble por lo que tenemos que pasar, y tener que hacer que tu gente luche. Si ellos no luchan, tenemos que eliminarlos… luchar como en el infierno”. Ante esto, vale la pena revisar Crepúsculo de la democracia de Anne Applebaum, donde describe lo frágil que son las democracias y la facilidad con que se pueden desmantelar desde adentro. Pero también podemos explicar, lo que ocurrió entre el presidente Donald Trump y sus simpatizantes con los tres tamices de Sócrates:

Un día una persona se acercó a Sócrates y le dijo: —¿Sabes lo que acabo de oír sobre tu amigo?, un momento —respondió el filósofo— antes que me lo cuentes, me gustaría hacerte la prueba de los tres tamices, ya que antes de contar cualquier cosa sobre los otros, es bueno tomar el tiempo de filtrar lo que se quiere decir. El primer tamiz es la verdad. ¿Has comprobado si lo que me vas a decir es verdad? —No, sólo lo escuché. —Muy bien. Así que no sabes si es verdad. El maestro de Platón, continúo con el tamiz de la bondad. Lo que quieres decirme sobre mi amigo, ¿Es algo bueno? —¡Ah, no! Por el contrario. —Entonces —cuestionó Sócrates— quieres contarme cosas malas acerca de él y ni siquiera estás seguro de que sean verdaderas. Y el tercer tamiz es el de la utilidad. ¿Es útil que yo sepa lo que me vas a decir de este amigo? —No. – Entonces —concluyó Sócrates— lo que ibas a contarme no es ni cierto, ni bueno, ni útil; ¿Por qué querías decírmelo?

La historia anterior, no solo sirve para dimensionar el poder de las mentiras del presidente Trump, sino también la de muchos de nuestros comportamientos. Lo que dijo el mandatario 45 en la historia de E.U., no lo comentó uno de los más de 320 millones de norteamericanos, sino lo dijo, nos guste o no, el líder de una nación. Las consecuencias ya las sabemos, a pesar de que todo lo que escucharon los seguidores de Trump mostrara una perspectiva y no la verdad. Pero la historia de violencia no ha terminado, a pesar de la tardía suspensión de las redes sociodigitales de Donald Trump.

Recientemente la organización Freepress solicitó a Facebook, a que “prohíba y elimine todos los grupos de odio, de milicias supremacistas blancas, misóginos violentos y las páginas de eventos que alientan a las personas a llevar armas a eventos”. Agregan que “sabemos que la insurrección racista en el Capitolio se planeó abiertamente en plataformas como Facebook e Instagram”. Si bien Facebook prohibió y eliminó todo lo que promovía la frase «Stop the Steal», FreePress señala, que el FBI ha advertido que se están planeando protestas armadas en los 50 capitolios estatales del 16 al 20 de enero y en el Capitolio de Washington del 17 al 20 de enero. Ante esta realidad, dudo mucho que los seguidores de Trump o de cualquier líder ensimismado practiquen los tres tamices de Sócrates. Pero ojalá antes de compartir cualquier mensaje valoremos lo cierto, bueno y útil de la información.

*Comunicólogo político y académico de la FCPyS UNAM, @gersonmecalco
Acapulcazo. Este fin de semana el presidente AMLO no solo inaugurará universidades en Guerrero y continuará con su programa de sembrando vida. Sino tendrá que dar —o no— el espaldarazo a la candidatura de Félix Salgado Macedonio, a pesar de los escándalos políticos de las últimas semanas. Aunque dicen los que saben que muchos deberían ponerse bronceador; y es que, a Luis Walton, quien no es cuñado y hermano de ya saben quién, le llegará un mensaje que no solo quemará las aspiraciones electorales de muchos, sino que en próximas semanas no les calentará ni el sol.

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