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SER GOBIERNO ES DIFERENTE A GOBERNAR

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Iveth Serna

Nietzsche dijo que “no hay hechos sino interpretaciones”, en este sentido, el video en el que somos testigos del sometimiento de un grupo de militares a manos de “civiles” en la Huacana michoacana, en realidad no es lo importante.

Lo que importa y alarma es lo que nos significa; que el gobierno federal se ha convertido en un ejecutor de política de escritorio, mediante tres horas de espectáculo diario que intenta insertar una “especie de nueva narrativa que busca posicionar y legitimar” un nuevo gobierno, mientras el verdadero poder es ejercido, de facto, por la delincuencia organizada.
Y es que el poder triunfa mediante la normalización de situaciones que se insertan en la cotidianidad y moldean las dinámicas diarias de aquellos sobre los que ejerce su influencia.

En México una ejecución, una narcomanta, un enfrentamiento, el desarme de militares y la subordinación de las estructuras políticas al narcotráfico, son situaciones “normales” y, desde 2007, sabemos lo que implica aparentar “gobernar” políticamente bajo estas circunstancias.
¿Contra quién peleamos? ¿Quién es el poder? ¿El verdadero poder? Porque una cosa es ser gobierno y otra, muy distinta, es gobernar.

Si está claro dónde está el poder, resulta también muy claro como enfréntalo o cómo permanecer cómodo y tranquilo en el lugar del sometido, de la apariencia, de la propia verdad.
El error fue, quizá, homonimar mesías con revolución, pero no basta con cambiar de un gobierno a otro, ni siquiera se trata de eso, porque el poder en términos cotidianos se va a seguir ejerciendo igual; se trata entonces de que el poder cambie de sitio.

Donde hay poder hay resistencia y se interpreta que, en México, quienes resistimos somos los ciudadanos, es el gobierno, son las fuerzas armadas.

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