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SANA DISTANCIA

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#ConSentidoComundeMujer

María Esther González Aguilar

La pandemia del Covid-19 es un tema de salud pública con repercusiones en la vida económica, política y social. Reflexiono y pregunto ¿Qué tan perenne serán los cambios de las conductas y relaciones sociales a partir de la recomendación de mantener una sana distancia? ¿Qué tan relevante será el incremento o el cambio del uso de tic´s, internet, las redes, las plataformas digitales o las aplicaciones, en temas diferentes al uso lúdico, de entretenimiento o de información? ¿Se volverá una práctica común que el contacto de las empresas, instituciones públicas, sociales y académicas, con colaboradores, ciudadanos o estudiantes sea a distancia? ¿Socializar se hará más complicado? ¿Se reducirá o limitará la vida colectiva o comunitaria? Al término ¿Cuál será el impacto en la economía local, regional, nacional o mundial? La clase política ¿Actuará con responsabilidad, madurez, sensibilidad y harán a un lado mezquinos intereses político-electorales? Muchas preguntas, pocas respuestas, al menos hasta hoy.

En México, el antecedente (2009), de la Influenza A H1N, cuya patogenicidad y virulencia obligaron a aplicar medidas sanitarias y recomendaciones que no provocaron un cambio radical, pero si, mayor conciencia o cultura de prevención, tal vez porque las tecnologías de información y comunicación aun no alcanzaban el desarrollo que se tiene en 2020. Se aplicó un modelo matemático para estimar el comportamiento epidémico durante las etapas de aplicación y suspensión de medidas para mitigar la epidemia, método similar, que todo indica, se está utilizando para el control y toma de decisiones para el Covid-19.

Ante el ya eminente inicio de la fase de transmisión comunitaria del virus, el gobierno federal anunció medidas preventivas y recomienda a los ciudadanos establecer una «sana distancia», evitar el contacto físico, suspensión temporal de actividades no esenciales, no sustantivas y reprogramar o cancelar eventos masivos. Pide, corresponsabilidad a los ciudadanos para practicar protocolos preventivos en el núcleo familiar y en entornos colectivos.

El anuncio y las recomendaciones gubernamentales en educación, ha dado lugar a cuestionar la forma de como las familias resolverán la estancia en los hogares de los alumnos, en un periodo de prevención no celebración y como medida de protección para la salud. En cascada se generaron otras acciones: en el deporte, como en el futbol, los partidos se realizaron sin público y suspenden torneos; instituciones académicas anunciaron suspensión de actividades presenciales y clases a distancia; gobiernos estatales cancelan actos masivos y religiones recomiendan acciones preventivas a su feligresía. Si no es bien manejado, se puede salir de control.

Nadie duda del impacto económico, hay que cuantificarlo. Se corre el riesgo de manipulación política y perversidad de partidos, aquí los ciudadanos podemos frenarlos y tener memoria para futuros procesos electorales. La obligación es actuar con responsabilidad. Habrá que registrar si este fenómeno provoca un cambio en las políticas y actuar de sectores, las instituciones y sus relaciones para que sean más a distancia y el uso masivo de tic´s. Importante no minimizar, no caer en pánico, no abonar a la histeria colectiva y atender personas en riesgo ¡Es cuanto!

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