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MENOS CIEGOS Y MÁS REFLEXIVOS

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Juan Carlos Abreu

Uno más que se baja del barco gubernamental, pero que lejos de dar un portazo deja elementos para el análisis.

Jaime Cárdenas, tras renunciar a la dirección del Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, puntualizó que su lealtad a López Obrador no es ciega sino reflexiva. Ese tipo de apegos son los que necesita y beneficiarían mucho al gobierno de la 4T.

En el discurso, AMLO ha dicho que es respetuoso del derecho a disentir, pero en los hechos no tolera las discrepancias ni fuera y mucho menos dentro de su círculo.

Todo aquel que tiene la osadía de cuestionar los métodos, las formas, que pretende sujetarse a las reglas y no torcer los procedimientos administrativos, como hizo Cárdenas, es mal visto, señalado, descalificado. Lo saben Carlos Urzua, Víctor Manuel Toledo, Germán Martínez e incluso el propio titular de Hacienda, Arturo Herrera a quien una y otra vez López Obrador le ha enmendado la plana públicamente, sólo que el sí está del lado de los ciegos.

En la dimisión de Jaime Cárdenas hay también un golpe de realidad, una muestra más para el titular del Ejecutivo de que las cosas no son tan sencillas como él cree. Para erradicar la corrupción en el andamiaje gubernamental se requiere mucho más que su propia honestidad y voluntad, apegarse a las reglas y procedimientos sería un buen principio; sin embargo, es previsible que hará caso omiso.

Un poco más de reflexión y mucho menos de soberbia vendrían muy bien para que, como dijo Cárdenas, “la Cuarta Transformación sea una realidad por el bien de México”.

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