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LUTO UNIVERSITARIO

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José Enrique Rodriguez Oceguera

El joven Norberto Ronquillo, de tan solo 22 años, estaba próximo a celebrar su graduación como estudiante de Mercadotecnia Internacional en la Universidad del Pedregal, al sur de la Ciudad de México. Dos días antes de tan significativa fecha, al final de su jornada escolar tomó su auto y avisó a su novia que se dirigía a casa de sus tíos. Esto fue el pasado 4 de junio por la noche. Horas después, su familia recibía una llamada donde se le exigía un monto de dinero a cambio de volver a ver con vida a Norberto. Pasaron las horas, la familia pagó por el rescate y Noberto no volvía. Ante tal situación, la familia de Norberto, directivos de la Universidad del Pedregal, la propia comunidad universitaria y amigos cercanos se manifestaron de distintas formas para exigir a las autoridades de la Ciudad de México actuar de manera contundente en este caso. Con tristeza, el 10 de junio en la madrugada, se informaba que Noberto Ronquillo había sido encontrado sin vida.

Hay varias cosas que reflexionar al respecto de todo esto. En primer término, el clima de descomposición colectiva que tiene nuestra sociedad. El ataque brutal al núcleo familiar, la promoción de antivalores y la exaltación de los criminales aun en series televisivas y la elección de un modo de vida fácil y hedonista como modelo generan ciudadanos sin escrúpulos. En segundo término, la normalización de la violencia en nuestro medio colectivo. Ya no hay límites o censuras, todo se vale en la prensa y el sensacionalismo es lo que vende más. Y, en tercer lugar, la insensibilidad como norma. Hoy, sucede esto; mañana vendrá algo en el mismo sentido y no pasará nada.

Norberto Ronquillo estaba en la cima de la mejor etapa de su vida. Joven, con toda la vida por delante y muchos sueños por cumplir. En unas cuantas horas, todo eso terminó. La Universidad del Pedregal, en voz de su rector Armando Martínez Gómez, declaró que es una jornada de luto para todo el mundo universitario. Como consecuencia de ello, esta comunidad universitaria cerrará sus puertas 72 horas, en señal de dolor y protesta. En efecto, lo que infaustamente le ha sucedido a Norberto es lo que ocurre a muchos otros chicos de su edad y no es posible ni sensato ver la indiferencia que hay alrededor. Un golpe así debe cimbrarnos sobre lo mal que estamos. Las penas a estos delincuentes sin escrúpulos deben ser absolutas y si se debe abrir el debate sobre la pena de muerte, que se haga.

Descanse en paz, Norberto Ronquillo, y sirva como consuelo a sus deudos y cercanos todos los momentos felices que les proporcionó hasta el último día. De mi parte, me uno a ello.

Maestro en Políticas Públicas (ITAM)
@jerodriguezo

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