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Los independientes

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Jesús Salazar y Rafael G. Vargas Pasaye*
Fueron 86 los interesados en participar para obtener el derecho a una posible candidatura independiente a la Presidencia de México. De esos, el primer filtro fue superado por 48, aunque todavía puede crecer el número por los más de 30 casos que están en revisión.
La cantidad mínima de firmas que se requiere para obtener el registro es de 866 mil 593 en al menos 17 entidades. La condición es que ninguna firma debe repetirse y el plazo es de 120 días a partir del pasado 16 de octubre.
La historia nos obliga a revisar las probabilidades y realidades. Si cada aspirante de esos 48 lograra las 890 mil firmas estaríamos hablando que se activó cerca del 47.75% del listado electoral, cuyo total es de 87 millones 96 mil 655.
La mayor participación porcentual en una elección presidencial en México fue del 77.16% en 1994 cuando compitieron Ernesto Zedillo por el PRI (“Bienestar para tu familia”), a la postre ganador y Presidente de México para el periodo 1994 a 2000; Diego Fernández de Ceballos por el PAN (“El único cambio seguro”. Inolvidable su papel en el primer debate); Cuauhtémoc Cárdenas por el PRD (“Democracia, Justicia y Libertad”. Primera vez bajo esas siglas, seis años antes fue como Frente Democrático Nacional).
Además de Cecilia Soto del Partido del Trabajo; Jorge González Torres del Partido Verde Ecologista de México; Rafael Talamantes del Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional; Álvaro Pérez Treviño del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana; Marcela Lombardo Otero, del Partido Popular Socialista; y Pablo Emilio Madero del Partido Demócrata Mexicano-Unión Nacional Opositora.
Con el ejercicio de escenarios del 2018, y bajo las condiciones de lucha por cada una de las firmas que pone el Instituto Nacional Electoral para que los candidatos independientes logren el propósito de contender en la elección, se puede prever que muy pocos llegarán a la boleta, derivado de la gran fragmentación del mercado electoral independiente en al menos 48 segmentos, más uno constituido por aquellos que no puedan o sepan cómo otorgar su apoyo.
También veremos en 2018 participar candidatos a Gobernador, Senadores y diputados federales independientes. Similares condiciones, registro, firmas, posible candidatura. Cabe subrayar que el hecho de que un ciudadano facilite su firma para un registro no es condición sine quanon para que a esa persona la vote el día de la elección. Es muy diferente un «me gustaría verte participar» a un «votaría por ti». Y eso lo deben tener más que claro los aspirantes.
Las reglas hacen que la democracia parezca que vive uno de sus mejores momentos, con una apertura inusitada, pero también de tanta amplitud que hay, coexisten quienes sí guardan una línea independiente y quienes al no ser la opción natural de la fuerza política que enarbolaron durante toda su vida, ahora salgan y se digan independientes.
Esto claro sin olvidar que los partidos políticos no gozan de la mejor opinión en estos momentos, pero sin dejar de lado tampoco que sí garantizan la presencia en casi todas las casillas el día de la elección. Circunstancia que en la vía independiente difícilmente se podría lograr.
El primer capítulo de lo que será la elección 2018 en México ha comenzado, los nombres empiezan a darse a conocer, el banderazo del baile de las firmas marca una nueva historia en la dinámica electoral de nuestro país y todos estamos llamados a ser testigos.
Quizá, y sólo es una posibilidad, con la movilización independiente de estos días, en un futuro inmediato habrá que medir si todo el esfuerzo beneficia a quienes sí consigan el registro por esa vía. Esto es que los millones de firmantes por un independiente (de las al menos 48 opciones que en estos momentos hay) se cristalice en un voto independiente con quien aparezca en la boleta.
* Socios fundadores de la Consultoría Código 27
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