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LOS FANTASMAS DE LA INVISIBILIZACIÓN Y EL DESPRECIO SOCIAL

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Iveth Serna

Los fantasmas son indeseables por carecer de la condición material que nos hace humanos, su diferencia nos aterroriza porque no la comprendemos, preferimos no verlos, no nombrarlos, sin embargo, su presencia se siente, aterroriza, incomoda.

En el contexto actual de la democracia liberal las grandes deudas son con nuestros fantasmas, aquellos que de acuerdo con Honneth , son invisibilizados porque no encajan en el modelo del individuo ideal del sistema y, por tanto, no son merecedores del reconocimiento social.

Sartre señaló al perfecto demócrata liberal como aquel que afirma que, en una sociedad igualitaria como la nuestra, en la que todos los votos valen igual, nadie es más importante que otro, pero que al mismo tiempo nos exige la renuncia nuestras particularidades para dejar de ser el otro y volvernos lo propio (la propiedad) de aquel que nos condiciona.

Lo más grave de la “igualdad democrática” no es que nos arrebata nuestras singularidades, sino que nos despoja violentamente de nuestra capacidad comunicativa y nos suprimen del espacio público. Este desprecio del desigual se manifiesta en el diseño de políticas públicas o de marcos normativos pensados para ciertos grupos o intereses, pero que siempre dejan a alguien fuera.

El problema en la teoría de Honneth es conceptual porque tanto la libertad como la igualdad son palabras que se ajustan perfectamente a la lógica de progreso, sin embargo, a la luz del bienestar, la igualación es invisibilización.

El economista Amartya Sen rebasa la idea de igualdad con su teoría de las capacidades, que establece el reconocimiento de las diferencias individuales para dar a cada uno, de acuerdo con sus condiciones particulares, aquello que necesita para lograr la realización personal, la libertad es tener opciones reales y estar en condiciones para poder elegir.

En esta línea, Honneth hace una distinción precisa de la forma en la que nos relacionamos con la otredad desde dos categorías; el conocimiento, que define como la identificación no pública del individuo y el reconocimiento que implica la apreciación del otro como acto público.

En la lógica de los medios de comunicación, establecer una línea editorial, definir la nota se publica y la que queda fuera, elegir el acontecimiento digno de ser cubierto del que no, la editorialización, a falta de equilibrio informativo, el sesgo, la exclusión de temas de la agenda setting, son actos de desprecio por ciertos grupos que no son del “interés público” y escudados en el “ejercicio democrático de la libertad de expresión” suman a la desintegración social.

En los espacios digitales estos comportamientos de supresión del otro son mas evidentes y violentos, también se invisibiliza cuando se paga por un Trending Topic o cuando se recurre a la injuria y descalificación para callar deliberada y evidentemente las voces diferentes.

¿Quién es más importante dentro de una sociedad? ¿Quién lo decide? ¿Con base en qué?

Desde una visión del bienestar nuestro reto más grande es humanizar al otro con sus particularidades, asumir nuestras diferencias y lograr una articulación del espacio púbico en el que todos tengamos la misma posibilidad y capacidad de participación.

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