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EL LEGADO DEL PRESIDENTE PEÑA II

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Gerson Hernández Mecalco*

¿Cuál será el legado del Presidente Enrique Peña Nieto?, ¿la entrega del poder presidencial a López Obrador?, ¿la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa?, ¿el escape y recaptura de Joaquín Guzmán?, ¿el arresto de Elba Esther Gordillo y su liberación? o ¿la renegociación del TLCAN? Estos serán los principales temas que aparecerán en los libros de historia cuando se hable del legado e historia de la administración del “preciso”. El sociólogo Zygmunt Bauman decía que “cuando yo era joven anhelaba tener la clase de acceso a la información que tengo ahora, pero con el pasar de los años he descubierto que el exceso de información es peor que la escasez. Ahora los temas cambian continuamente. El interés de las personas fluctúa con enorme facilidad”. El slogan del último informe de gobierno de Peña dice: “Unidos haremos que lo bueno siga contando”. Hace un año escribí y ahora se corroboran algunas reflexiones: “La historia no le hará justicia al Presidente ya que a pesar de acciones positivas como impulsar las reformas estructurales — fracasos de Salinas, Calderón y Fox —, mantener la economía estable y encarcelar a exgobernadores, no servirá de nada; si entrega el gobierno a la oposición”; pero mejor vamos por partes:

La derrota. El resultado electoral del primero de julio determinó el legado del presidente Peña. A unos días de la entrega de su último Informe; de nada sirvió haberle echado ganas como lo comunicó en sus spots del Tercer Informe al subrayar dos mensajes: “compromisos cumplidos” — así ha llamado a sus logros — y “entramos a esta segunda mitad con muchas ganas y más fuerza”. El presidente constantemente insistió en que le echó muchas ganas, pero ¿en verdad con echarle muchas ganas se solucionaron los problemas y se lograron resultados? Incluso hace dos años en su Cuarto Informe repitió cada 30 segundos el slogan “Lo bueno cuenta mucho”. Hace unos días fortaleció este mensaje con la frase; “Unidos haremos que lo bueno siga contando” además de presumir su espíritu reformador.

Expresidentes. En EU se comenta que el presidente trabaja durante su primer mandado para lograr la reelección y durante el segundo para entrar en la historia, en México los presidentes Zedillo, Calderón y Peña pasaron a la historia por entregar a la oposición el gobierno. En varios países los expresidentes son personajes respetados. En España Felipe González los comparó con jarrones chinos; objetos muy valiosos pero con los que nadie sabe qué hacer.

El problema de comunicar. No se comunicaron los beneficios. Recordemos la frase del creador el PNR, Plutarco Elías Calles cuando dijo que “en el gallinero de la política no siempre la gallina que pone el mejor huevo es la más aplaudida… sino la que lo sabe cacarear mejor”. El administrador de empresas Peter F. Drucker contaba que Harry Truman aconsejó al presidente norteamericano John F. Kennedy en sus primeros días de gobierno: “Una vez que uno resulta electo, hay que dejar de hacer campaña” y –agregó– que tenía que evitar la tiranía de las encuestas. La tendencia negativa en la popularidad del Presidente Peña nunca se revirtió y afectó al PRI y a la candidatura de Meade, aunque lo niegue en constantes entrevistas.

Justicia. Lo que sí es verdad es que “como nunca antes en la historia”, se encarcelaron a ex gobernadores priistas por presuntos actos de corrupción (Borge, Duarte, Reyna), dos más en un proceso legal, y cuatro más prófugos e investigados en el extranjero. Al final ¿Qué cualidades debe reunir un político para pasar a la historia como un gran presidente?, ¿será verdad lo que Peter Drucker aseguraba en seis reglas para ser un buen Presidente?, ¿El presidente puede obrar, y obra, tranquilamente de un modo muy personal y aun caprichoso, como decía don Daniel Cosío Villegas en El Estilo Personal de Gobernar? Lo más curioso del asunto es que los votantes no se sienten responsables de los fracasos y aciertos del gobierno que votaron. El legado que desea el presidente electo López Obrador es que lo comparen con Madero, Juárez y Cárdenas. Y sí él sueña con ser el personaje que encabece la cuarta transformación. Seis largos años para mirar ese sueño.

*Académico y comunicólogo político por la FCPyS-UNAM. @gersonmecalco

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