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LA GENTE DICE QUE TÚ Y YO ESTAMOS LOCOS LÓPEZ

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Iveth Serna

¿Sabías que la gente sigue diciendo que tú y yo estamos locos López? No hagas caso, lo mismo decían de Peña, y es que hay mucha gente que se cree periodista y otra que se cree lo que dicen las cartas, por eso yo a esas cosas no les presto atención y seguro a mis cuarenta seguidores de Tw tampoco les importa, me preocupas tú que ¡caramba! eres TT un día sí y otro también.

Últimamente estás en el TL de conocidos y desconocidos, reales e irreales, nacionales y extranjeros, pero es que no es para menos con todas esas ocurrencias sin sentido que dices cada mañana y es que ¡hombre! hay que ser más estructurado.

Pero a mí sí que me gustas. No lo voy a esconder, ayer te criticaba, pero hoy, después de verte a través de un filósofo que tampoco le importa a mis seguidores y seguro menos a los tuyos, “todo se derrumbó dentro de mí”, o valdría decir “todo se deconstruyó”. Claro que creo que tu propuesta es arriesgada, incómoda, intransigente, irruptiva, irreal, pero eso no le quita lo valioso, y lo digo en serio.

Yo no sé, ni me importa si tú indicador de bienestar es mejor o peor que el PIB, ni siquiera me interesa si lo podrás formular o no. Tampoco me parece ridículo que hayas mandado a hacer una limpia a la silla presidencial, que nos pidas abrazos en lugar de balazos o renunciar a las tentaciones del mercado.

Con lo que sí estoy de acuerdo es con que la gente no te entiende, y eso no tiene nada que ver con las habilidades profesionales de Jesús o de Sanjuana, lo que pasa es que es chocante que te salgas del texto, que te ubiques en el borde el discurso de lo “normal” de “lo que es” y eso es muy transgresor.

Mire licenciado, usted es un Jefe de Estado y, como tal, su más importante y casi única responsabilidad es reforzar el texto vigente; el discurso capitalista que da tranquilidad a los amos y enajena al esclavo porque alguien nos ha convencido de que así debe ser.

Garantizar esa “estabilidad” que no busca la libertar como virtud, sino como logro financiero y que, para llegar, por supuesto, hay que gastar en un coach que nos diga como conseguir la “libertad financiera” como el autoengaño de que si puedo consumir tengo el control, tengo amigos, tengo likes y, como dice Lacan, me convierto en el sujeto perfecto para la continuidad del sistema productivo dando al amo más poder, más invisibilidad, más omnipotencia y más invencibilidad.

Nos da ansiedad que nos pidan salirnos del guion, que nos trastoquen el status quo, pero ya en serio ¿quién dice que el bienestar solo puede medirse mediante el PIB que además nadie entiende? ¿por qué los empresarios no deben hacerse cargo de las tragedias de su propia ambición? ¿quién establece que no podemos cuestionar el discurso científico que en el fondo cada día nos da más miedo? ¿o el político que cada día nos da más asco? ¿qué cosa es un macho alfa? ¿qué comen las feministas? ¿por qué necesitamos un título universitario? ¿por qué no podemos creer que otra vida es posible? ¿hemos vivido mejor hasta ahora? ¿comparados con quién? ¿estamos viviendo?

Lo más valioso de ti Andrés, es que cada mañana nos conflictúas, nos provocas, pones en duda todas nuestras certezas de “normalidad”, nos deconstruyes, nos sacas de la caja. Insisto, no es que hables lento o que no sepas comunicarte, es que el cuestionamiento dificulta el diálogo.

Lo que no soportamos de ti es la provocación, es que cuando polemizas sobre nuestros objetos de goce; la riqueza, la belleza, la supremacía y el reconocimiento social, nos quitas la justificación de nuestra miseria cotidiana; el trabajo que no me gusta, el salario que no me alcanza, el status que no poseo, el matrimonio que me frustra, la vida que no quiero, los seguidores que no tengo.

No es tema de esta carta decir si lo que propones es bueno o malo, correcto o incorrecto, real o irreal, conveniente o no, si son propuestas genuinas, honestas, legales o legítimas, primero porque no tengo los argumentos para hacerlo, segundo, porque no es mi papel, yo solo soy una periodista y como tal, no valoro tanto la respuesta como la pregunta, aunque haya periodistas más “normales” que piensen que la epístola no es un género digno de la profesión, quizá también me veo tentada por la provocación y en eso… en eso somos iguales.

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