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LA ESTRATEGIA DE LA POLARIZACIÓN

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Rafael G. Vargas Pasaye

 

Muchos comentarios generó no ya el resultado de la Consulta sobre el lugar donde debía construirse el Nuevo Aeropuerto, sino el hecho de que se validara una dinámica de esta naturaleza para legitimar una decisión que ya estaba tomada desde antes incluso de la elección de julio pasado, digamos por ponerle una referencia: desde la primera vez que Andrés Manuel López Obrador se refirió a esta obra insignia del sexenio de Enrique Peña Nieto.

 

Muchas enseñanzas nos deja este pasaje de la vida moderna de México. Desde el hecho de que quienes todavía no gobiernan de manera legal se sientan con derecho a tomar decisiones que todavía no les corresponde, hasta el extremo de que quienes gobiernan de manera legal no lo hacen fácticamente a falta todavía de días de entregar el poder. Un vacío que puede corregirse en el Congreso con una disminución de tiempo entre la elección y la renovación.

 

Otra es la ausencia de crítica ante las mentiras que esgrime el Presidente Electo, si como candidato mintió, y como electo sigue, como Presidente Constitucional se hará costumbre, pues a sus mentiras se suma a que no hay consecuencias ante ellas, el caso es el desmentido del Gobierno francés que tuvo que hacer en relación al supuesto estudio que dijo el tabasqueño entregó el gobierno del Presidente Macrón, cuando en realidad lo que fue no llega ni a un chiste, pero lo dijo, lo sostuvo y no hay consecuencias.

 

Preocupa que sus mentiras las crea la gente y sienta que no tienen repercusiones, ya ha dado muchas luces de que ese será su estilo, por lo tanto habrá que estar muy al pendiente de sus anuncios, decisiones, discursos, programas y planes, pues un día puede decir que sí y la otro simplemente negarlo.

 

Aunado a ello el ánimo social en México no está como para que sus líderes polaricen más de la cuenta, no se puede jalar tanto la liga sin romperla. A nadie, y menos a López Obrador, le conviene una sociedad contrapunteada, ese ánimo debe quedar rebasado en la campaña y la propuesta de las Consultas Públicas lo que generan es marcar más las diferencias que existen en un México convulso que por momentos piensa más (pues así lo hacen ver los coros que enarbolan una bandera) la destrucción que la construcción y la modernidad.

 

Al paso que vamos con la dinámica que acabamos de vivir, nada descarta que una situación gane en el terreno de la legitimidad aunque sea una ilegalidad que se incuba en el horno de la consulta popular “del pueblo bueno y sabio que nunca se equivoca”. Este fenómeno lo hemos vivido en México baste citar dos casos: uno con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, quien ganó adeptos y aceptación social, al igual que el de las Autodefensas en Michoacán.

 

La estrategia de la polarización quizá le ha funcionado en este tramo de la transición debido a que el resultado electoral todavía está muy fresco, pero los golpes de realidad de la función de Gobierno no amortiguarán tanto si no vienen los resultados deseados. La economía no perdona, el desarrollo del país no se puede medir con base con consultas populares (y además en los temas donde el yo todo poderoso –ya saben quien- siempre gane).

 

Ojalá y la primera victoria pírrica del Presidente Electo no resulte muy cara para el Presidente Constitucional.

 

@rvargaspasaye

 

 

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