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CÓMO COMBATIR EL ENOJO SOCIAL

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Rafael G. Vargas Pasaye

Hay una extraña sensación en el aire. No llega a miedo, pese a haber indicios, es más bien hartazgo, cansancio acumulado con enojo. Y por supuesto que va más allá de colores, geografías, acentos o fobias.

La gente demuestra su hartazgo porque se sabe vulnerable, porque a una desgracia se suma otra, porque se entera por los medios de comunicación, por las redes sociales, por las amistades en las charlas, por las comidas en la casa que sigue habiendo violencia e indolencia.

La gente se enoja porque ve por aquí y por allá un feminicidio, y luego la indignación crece porque las imágenes dantescas algún inadaptado social las logra filtrar (seguramente por morbo o por dinero) y ya no sólo es una cifra lamentable, sino ahora es una imagen imborrable.

La gente se indigna porque se convoca a una marcha a favor de las mujeres, y también porque luego algunas se echan para atrás. Y por supuesto que se indignan porque más de uno lo ve personal, contra los intereses o imagen del bateador en turno.

La gente se molesta porque huyen los corruptos, porque el discurso no va al mismo ritmo que la realidad. Porque cuando por fin atrapan a un pez gordo resulta que también en la casa se cuecen habas.

La gente se indigna porque desde la maquinaria nos habla de las cosas que nos dividen y no ya de las que nos unen como nación. Porque de tanto decir el líder que es diferente, quizá ya se lo creamos, y que el inadaptado es él y no todos nosotros.

La gente explota porque no hay medicamentos pero sí discursos y excusas. La gente se indigna también porque le demuestran esa realidad cada día, pero no las alternativas de solución.

La gente se indigna porque ve cómo el partido mayoritario se pelea por el poder interno, porque vienen elecciones y por tanto candidaturas, un apetitoso comercio de ellas, un ajuste de cuentas y reacomodo con miras al 2024. Y también porque una parte de la oposición se echa la culpa de todo, y deja de ser chistoso para volverse tan lamentable que la campaña rompió récord al durar sólo un día.

El enojo social a alguien le conviene, seguramente a quien ve solamente con ojos electoreros sus programas sociales, por eso sigue acrecentando la indignación, pese a que una parte sea para él.

Al enojo se le puede combatir con alegría y amor como nos enseñaron los Cazafantasmas, que ante el enojo social desatado en Nueva York recurrieron a un símbolo que los uniera para hacerle frente al mal. En ese caso fue la Estatua de la Libertad, en el de México ¿qué será eso que nos una, dónde está?, ¿quiénes serán nuestros Cazafantasmas?

@rvargaspasaye

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